domingo, 19 de junio de 2011

"Yo también soy hijo de mis padres"

Os dejo una carta una carta publicada en el diario La Tribuna de Albacete por un indignado, "Martín Alcahud", que lleva varios años afectado por la falta de ética de nuestros responsables políticos, y que recientemente se ha visto muy perjudicado por el pozo-sin-fondo que llamamos "puestos de libre designación"

"Ya no estamos en elecciones. Así que ya puedo decir lo que me dé la gana sin que nadie me acuse de nada al respecto. Aun así hablaré sin nombres, para no perjudicar a nadie.
Soy trabajador de Geacam desde su creación; es la empresa pública medioambiental de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Fui el responsable de su implantación en Albacete. He trabajado en la extinción de incendios forestales desde 1997, entonces con Tragsa, y cuando en 2006 se decidió crear Geacam, alguien valoró mi trayectoria profesional y me ofreció hacerme cargo de este proyecto.Así lo hice, pero ya en 2007 cometí un tremendo «error»: me negué a contratar al hijo de un alto cargo de la Junta como responsable de una brigada helitransportada, con ocho o 16 personas a su cargo. Por seguridad, y ante la disponibilidad de decenas de curriculums de otros ingenieros con años de experiencia en ese puesto, me negué a hacerlo. Era como meter a un médico recién salido a operar a corazón abierto. Bajo mi responsabilidad no.Pero claro, eso no todo el mundo lo entiende; al que está acostumbrado a decir a todo que sí para demostrar su «fidelidad», cueste lo que cueste, esa palabra, no, le suena fatal. «Piensa donde estás, a ver quien se lo explica a su padre, dependemos de los políticos, el mundo funciona así, si no lo haces tú lo hará otro...». Las razones de siempre, las de los pusilánimes y los tontos útiles hasta que dejan de serlo. Las consecuencias de aquello fueron: al hijo lo contrataron igual, pero en otro puesto que no dependía de mí y más cercano a sus protectores; a mí me pusieron otro jefe, del perfil que ellos buscaban, y desde entonces se dedicaron a bombardear mi gestión, mi criterio profesional y, lo que es peor, a mi equipo de trabajo, profesionales que no tenían nada que ver y que fueron apartados o directamente sacrificados, despreciando criterios muy formados de seguridad y eficacia en este trabajo que todos los años nos cuesta alguna vida.Y muchas cosas han pasado en estos años en los que he sufrido un calvario por no plegar mis criterios técnicos frente a otros de naturaleza inexplicable. Finalmente, como último castigo de mis jefes en funciones, el día 1 de junio, debería incorporarme a mi nuevo destino, a 250 kilómetros de mi centro de trabajo. Y ¿a que no saben ustedes quién ocupará desde hoy mismo el puesto que yo dejo en Albacete? Piensen mal y acertarán. Pues sí: el hijo del alto cargo. Todos están ya en funciones, en retirada, pero aun así, a los directivos de libre designación de Geacam, a punto de dejar sus cargos y a la espera de que otro asuma sus responsabilidades, no les tiembla la mano para firmar lo que haga falta con tal de joder mientras puedan a los que no hemos comulgado estos años con sus ruedas de molino, ni les da la más mínima vergüenza dejar colocado cerca de casa al hijo del político al que piensan que se lo deben todo. Me revuelve las tripas ese servilismo del que piensa que no tiene nada más que ofrecer a la sociedad para poder trabajar.Y lo peor de todo es que están convencidos de haber hecho bien las cosas. «¿qué culpa tiene el hijo del político? Ahora vienen y no lo van a acercar a casa nunca. Tiene el mismo derecho a trabajar y a desarrollarse profesionalmente como el resto de parados de España ¿no?». Pues eso digo yo: el mismo. No tengo yo nada en contra del padre ni del hijo, en serio. Ni de mis directivos de Geacam, pero entended unos y otros, que yo también le debo todo a mis padres, que me permitieron estudiar y me enseñaron que el valor profesional y humano está por encima de todo esto, que yo trabajo por mis manos, o por mi cabeza, por mis capacidades profesionales, pero no por mi linaje biológico ni político. El que quiera hacer carrera política que la haga, está en su derecho, pero dejadnos mientras trabajar al resto, a los que elegimos ser profesionales de algo y no dependientes de alguien. Creo que la sociedad que nos paga, en este caso para cuidar sus montes, no se merece esto". MARTÍN ALCAHUD CORTES

No hay comentarios:

Publicar un comentario